Un equipo con sólidos KPI de mantenimiento centrados en la fiabilidad está mejor preparado para tener éxito en el análisis de la causa raíz.

El análisis de causa raíz (ACR) es un enfoque sistemático para identificar y comprender el problema subyacente que condujo a un resultado no deseado. El objetivo del proceso es determinar con precisión cómo y por qué se produjo un fallo para poder eliminar la causa raíz y evitar que se repita el mismo problema. 

Si se lleva a cabo correctamente, el análisis de las causas principales puede ayudar a un equipo de mantenimiento a adoptar una estrategia de mantenimiento preventivo en lugar de correctivo o de emergencia, lo que en última instancia disminuye los tiempos de inactividad imprevistos, ahorra tiempo y reduce costes.  

Los 5 pasos básicos del análisis de la causa raíz

Cuando su organización reconoce que un problema específico sigue apareciendo (como la misma correa que se rompe repetidamente en una pieza de maquinaria), es el momento de llevar a cabo un análisis de la causa raíz.

En un nivel fundamental, el análisis de la causa raíz puede desglosarse en 5 pasos básicos: (1) definir el problema; (2) recopilar datos; (3) identificar los factores que contribuyen; (4) identificar la causa raíz; y (5) aplicar y supervisar los cambios. 

1. Definir el problema

El primer paso en el análisis de la causa raíz es definir el problema que desea resolver de forma clara y descriptiva. Incluya datos relevantes que respalden por qué es necesario abordar el problema, como la cantidad de tiempo de inactividad o los costes asociados. Sea específico en esta fase, ya que ayudará a su equipo a mantenerse centrado en la tarea en cuestión, ahorrando tiempo durante todos los pasos siguientes.

2. Recopilar datos

Una vez definido el problema, es hora de recopilar tantos datos como sea razonablemente posible. Estos datos pueden incluir edades de los activos, tiempos de funcionamiento, historiales de mantenimiento, condiciones ambientales, impactos organizativos y cualquier otra cosa que pueda ser relevante para el problema definido. Una forma ideal de recopilar, organizar y, finalmente, revisar datos exhaustivos y coherentes es utilizar un sistema de gestión de mantenimiento informatizado (GMAO) basado en la nube como eMaint.

3. Identificar los factores contribuyentes

Una vez recopilados suficientes datos, es hora de organizarlos y analizarlos para identificar todos los factores potenciales que podrían haber contribuido al problema definido. Preste especial atención a cualquier dato anómalo capturado durante la secuencia de eventos previos a la aparición del problema. Esto es más fácil si se utiliza un software de GMAO integrado con hardware de recopilación de datos como los sensores remotos que ofrece Fluke Reliability. 

4. Identificar la causa raíz

Después de identificar y mapear los factores causales que condujeron al problema previamente definido, debería estar en el punto en el que puede identificar la verdadera causa raíz del problema. Cuanto más específica sea la causa raíz, más fáciles y eficaces serán las soluciones. Recuerde que una causa raíz tiene que ser algo abordable, ya sea un problema físico (fallo de los materiales), humano (errores o descuidos) u organizativo (proceso o política defectuosos). 

5. Aplicar y supervisar los cambios

Una vez identificada la causa raíz, es hora de actuar. El objetivo no es simplemente parchear el problema para poder continuar con el statu quo, sino implantar una solución permanente que evite que el problema vuelva a producirse en el futuro. Y para asegurarse de que el problema se ha corregido realmente, también es importante seguir capturando y analizando datos una vez implementada la solución, una tarea que vuelve a ser mucho más fácil con el uso de una GMAO como eMaint junto con sensores remotos de supervisión de activos como los de Fluke Reliability.

Buenas prácticas en el análisis de causas

Dado que el análisis de la causa raíz es un proceso metódico que puede llevar mucho tiempo, es importante asegurarse de que un problema es lo bastante importante como para que dedicar el tiempo y los recursos necesarios para corregirlo resulte rentable a largo plazo. Si un fallo es rápido y barato de solucionar, o se produce con muy poca frecuencia, puede que el análisis de causa raíz no sea necesario. 

Aunque depende de su organización y su sector, normalmente lo mejor es realizar un análisis de causa raíz sólo cuando se produce un problema: 

  • resulta en costes significativos;
  • afecta a los activos de misión crítica;
  • se produce con regularidad;
  • ponga en peligro la salud o la seguridad de los trabajadores;
  • u obstaculiza de otro modo los objetivos de su organización.

Hay una serie de técnicas de resolución de problemas que pueden ayudarle a recopilar datos, identificar los factores que contribuyen a un problema y llegar a la causa raíz del mismo. Por ejemplo, el análisis del árbol de fallos, el análisis del diagrama de espina de pescado, el análisis de modos de fallo y efectos (AMFE) o incluso la popular técnica de los "5 porqués". 

La premisa básica de todos estos métodos es que se empieza por el resultado final no deseado y luego se pregunta "¿Por qué ha ocurrido?". Enumera las posibles causas y sigue profundizando en lo que podría haber causado cada paso del fallo hasta que finalmente identifiques el verdadero quid de la cuestión. 

Independientemente de cómo adapte exactamente su proceso, la clave para llevar a cabo con éxito el análisis de la causa raíz es asegurarse de que dispone de todos los datos necesarios para comprender y abordar plenamente el problema. Afortunadamente, los datos completos sobre el diagnóstico de la máquina, los registros de órdenes de trabajo, los programas de mantenimiento preventivo (PM), etc., están al alcance de la mano cuando se utiliza el sistema de GMAO adecuado.